Últimamente, la lavadora metía tanto ruido que ya sabía yo, que en algún momento iba a cascar. Y ha sido más pronto que tarde, la verdad.
Esto hace tiempo me habría supuesto un estrés inmenso, con lo que me costaba decidir.
Y solo el pensar en tener que ir a la tienda, a mirar otra lavadora, decidir entre un montón de lavadoras, a ver cuál me cojo…
Ostras, me habría dado un ataque de pánico.
Pero desde que hice el Master de Terapia de Vida Integral mi mente funciona mucho mejor, así que, sin hacer dramas y sin dejarlo para otro momento, fui a la tienda a ver qué otra lavadora compraba.
Allí estaba yo, en la tienda, rodeada de lavadoras y no te voy a engañar, me llevé un poco de susto, porque las más normales valían de 400 a 600 euros.
Pero bueno, me puse en acción y pensé:
¿Para qué la necesito? ¿Cuál me cabe en la cocina?
Y al ir a pagarla, me dicen:
¿Quieres financiación?
Antes habría dicho que no, porque el tener “una deuda” me causaba ansiedad.
Pero me dije, porqué no lo pruebas, encima sin intereses y…
¡Ya tengo la lavadora nueva en casa!
A esto se le puede llamar economía doméstica o ingeniería financiera, como tú quieras, yo lo llamo gestión inteligente del dinero. Y esto se aprende.
Si tú también quieres dejar de sufrir por todas esas averías que ocurren en tu vida sin que las esperes,
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