¡Que se pare el mundo que me quiero bajar!

¡Ostras!

La de veces habré dicho yo esto.

Ya ni me acuerdo.

Una de las primeras veces me pasó en un parque de atracciones hace más años que la polka.

Para empezar bien el día, me vine arriba y me monté en la montaña rusa.

¡Vaya cagada!

Desde la primera bajada mi cabeza daba vueltas sin parar pensando en los más terroríficos finales.

¡Oye que Esto se rompe!

¡Vamos a morir todos!

¡Me voy a caer!

Y chillaba presa del pánico, como si no hubiera un mañana.

Cuando me bajé ya no quería ni montarme en el tren de la bruja para niños.

Mis niveles de estrés y ansiedad estaban por las nubes.

Me fui de allí en menos de lo que canta un gallo.

Cuando empecé con mi Terapeuta pude ver que mi vida también era una montaña rusa.

Y me daba mucho miedo vivirla no te lo voy a negar.

Pero gracias a la ayuda que me dio mi Terapeuta, cambie esa perspectiva, ahora disfruto de mi vida.

Y también de las montañas rusas de vez en cuando.

No te aseguro que le vas a perder el miedo a las atracciones arriesgadas,

Pero si quieres aprender a viajar por la montaña rusa de la vida sin miedo, escríbeme aquí y te cuento como lo hice yo.

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Te envío la historia de la vez en la que casi me quedo calva una semana antes de mi boda:

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